Joako iba vestido de Papa Noel.
En su saco de regalos guardaba un kalasnikof.
Eran las 23.59 del 24 de diciembre de 2004.
No quería volver a saber nada de nadie.
Su número maldito era el 5, y sabía que en 2005 lo iba a pasar mal, muy mal.
Cogió su kalasnikof, tiró el saco, y salió corriendo del ascensor de la torre norte. Mientras daba largas zancadas, todos sus recuerdos iban despojandose de su persona.
A cada paso se sentía retroceder en el tiempo.
Perdía: momentos felices, momentos malos, aquél viaje a Ucrania, aquel feliz concierto en Tokio. Él ya no era él.
Agarró más fuerte el k-30, y disparó contra la Navidad.
Disparó contra él. Disparó contra toda luz que reflejara navidad y por consiguiente felicidad.
Aquél esbelto arbol que estaba en la plaza de St. James, le aplastó, y con él, el unico recuerdo que no se había despegado a cada paso, ella, Elizabeth seguía viva en su memoria.